Cada vez sois más los que nos pedíais alguna sección para coger ideas de excursiones no muy lejos de Zaragoza. De esas que planificas con poco tiempo, o improvisas cuando ves que el domingo ha salido especialmente bueno.
Ya estamos añadiendo rutas por la provincia de Zaragoza, y también incluimos cada vez más actividades fuera de la ciudad para abarcar muchas más opciones de ocio. Ahora damos un paso más y ocasionalmente iremos añadiendo fichas con excursiones detalladas para informaros de forma más precisa.
Para estas fichas vamos a contar con una colaboradora de lujo, Silvia Lanuza, que además de viajera también es mamá y nos contará las excursiones desde el punto de vista de una escapada familiar. Que ya sabéis que no son pocas las cosas a tener en cuenta cuando vas con los niños.
Nosotras también intentaremos escribir de vez en cuando nuestras excursiones. SI logramos sacar algo de tiempo 😀
Y dicho esto, vamos con la primera excursión, en esta ocasión, en la provincia de Huesca:
Excursión: “Subida al pico Peirón: 2,8km.»
A 1h10m de la ciudad de Zaragoza
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Qué mejor que un paseo por encima de las nubes un buen día de cualquier fin de semana. Así fue. Al día siguiente de una comida familiar, nos calzamos las botas y con las sobras de la rica comida en la tartera salimos a pasear. En la gran ciudad estábamos hartos de la capota de nubes que cubría nuestros gorros y del frío que se cuela dentro de los guantes, así que con la mochila cargada pusimos rumbo al pantano de Arguis, que en coche es una 1h10min desde Zaragoza, sin tiempo para aburrirse ni protestar la chavalería. Ajá.
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Con el mapa en el móvil y la ruta estudiada nos aventuramos no demasiado pronto para estar al inicio de la ruta a las 12.30. Ojito que esta excursión sirve también para los tardones. Es un recorrido perfecto para invierno, u otoño o al principio de la primavera porque no hay agua en el camino.
El coche puede dejarse en los espacios habilitados para vehículos al inicio de la ruta. Hay varios.
La ruta está perfectamente señalizada y forma parte de la red de “Caminos naturales”, la excursión se llama “Subida al pico Peirón: 2,8km. “ Y como se ve en la foto el recorrido es más corto de lo indicado, alguien lo garabateó en el cartel indicativo para animar a los excursionistas.
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Todo el trayecto está perfectamente balizado y en el camino encontramos señales de otras propuestas que iban a otros lugares. Nosotros seguimos nuestro objetivo empezando suavecito, luego un poco cuesta arriba, seguimos más cuesta arriba, pero los pinos del camino dejaban que nos sujetáramos en ellos. Menos mal porque nos dejamos los bastones en el maletero.
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Es fácil, y el colchón de hierbas húmedas del invierno facilitaba los pasos ya que no así no resbalamos. Toda esta zona es de umbría, así que abrigaditos con nuestros anoraks y bufandas y guantes.
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De cuando en cuando paramos a tirar piñas, a beber un traguito de agua y a buscar setas –sabiendo que solo puede haber en época de otoño, pero sirve de excusa a los peques-. Y así continuamos el camino ascendente buscando el hayedo e imaginando llegar a un campo planito. Jiji, nada de eso. Pero sí empezamos a tener calor. Fuera la bufanda y las mangas del anorak.
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Todo cuesta arriba con barandillas y balcones para hacer fotos al amplio y soleado valle de enfrente. Oh el sol, el astro rey que tanto echamos de menos los zaragozanos después de vivir en la penumbra fría de la niebla durante varios días. Con el pelo alborotado de las mamás que se alisan el pelo y con tenderetes de ropa húmeda por toda la casa. Uff, al fin el sol. ;))
Fuera el anorak!! Qué calor llegando al hayedo. Qué liso es el tronco de estos árboles, es además el hayedo más meridional de la provincia de Huesca.
Un poquito más arriba llegamos a un collado, planito, ya sin árboles que nos dejó una vista hermosa: el mar de nubes cubriendo todo el valle del Ebro. Eran la una y media del medio día, con calor, algunos iban en camiseta y otro con las perneras remangadas.
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Comenzamos así la segunda parte del camino: ascender a la cumbre del Peiró, muy fácil por los caminos bien marcados, entre el pinchudo erizón que nos dejó varios arañazos. Y es que el erizón tiene aspecto de esponjita gorda en la que puedes confiar apoyándote, pero no: pincha, pincha mucho y es muy resistente. Puedes dejar piedras encima que el erizón las sostiene sin dejar que caigan al suelo.
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El camino que queda es corto y muy soleado, y vemos que estamos ya muy altos, tan altos que vemos el embrujado Moncayo al fondo del mar de nubes. Seguimos 200 mts más para llegar entre el erizón a las rocas de la cumbre, que a modo de escalones nos facilita llegar a la cumbre, bieennnnn. Delante todo el Pirineo, detrás el Moncayo, encima el astro rey que brilla a finales de diciembre y bajo nuestros pies el Peirón.
Genial el paseo para comer en la cumbre, que no es un pico sino una zona donde aposentarse y desplegar nuestra rica comida de sobras. Que ahora llaman “cocina de aprovechamiento”
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Después de fotos, de adivinar cuáles eran los picos pirenaicos que podíamos identificar nos pusimos a comer. Qué lujo.
Descansamos mientras uno se inventó un cuento que nos divirtió y emprendimos el camino de regreso.
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En una hora estábamos abajo tras pasar por el erizón y el soleado collado, después el hayedo, vuelta a poner el anorak y pasear el pinar en el que jugamos a encestar piñas en el gorro del primero de la fila.
Quedaban muchos coches aún en el aparcamiento, señal de que había otros paseadores cerca en alguno de los muchos caminos que anunciaban.
Fotos y texto: Silvia Lanuza