Uvas en Nochevieja, cuidado con los peques. Peligro de atragantamiento.

uvas en niños pequeños no

Durante las fiestas navideñas es habitual el aumento del riesgo de sufrir un atragantamiento por el mayor consumo de ciertos alimentos como los frutos secos, turrones, polvorones o las uvas de nochevieja. Por ello, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) recomienda extremar las precauciones sobre todo en niños menores de 5 años.

Comer uvas es la tercera causa de asfixia en menores de cinco años. Por su tamaño y su piel resbaladiza, pueden propiciar que se traguen sin masticar y generen un taponamiento de las vías aéreas, impidiendo al niño respirar. Para reducir el riesgo de aspiración lo aconsejable es quitarles la piel y las pepitas y cortarlas en varios trozos, de forma longitudinal para que sean más fáciles de masticar.

Por esta razón, en nochevieja es conveniente optar por otro alimento. “Solemos sustituir las uvas por otros similares, como por ejemplo los lacasitos, los frutos secos. Sin embargo, hay que evitar estos alimentos pequeños con posibilidad de formar doble textura que pueden entrar en la vía respiratoria sin necesidad de ser masticados”, advierte el doctor Pedro Cabrera, vocal de la Comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL-CCC.

Aparte de las uvas, los lacasitos y los frutos secos, hay que extremar las precauciones con los dulces duros que son típicos en las celebraciones navideñas, y accesibles a los niños sobre todo en las cabalgatas de los Reyes Magos. Se trata de un alimento redondo y duro que puede ser tragado por el niño sin apenas deshacerse. Al reír o respirar profundamente podrían ser inhalados y obstruir las vías respiratorias.

Además de tener en cuenta los alimentos que se ingieren, es importante enseñar a los más pequeños a comer correctamente. “Para evitar los atragantamientos debemos estar concentrados en el acto de comer manteniendo una posición erguida, no hablar con un alimento en la boca y evitar comer con distracciones o risas”, aconseja el doctor Cabrera.

¿Cómo actuar en caso de atragantamiento?

Si se sospecha que el menor puede estar atragantándose hay que ponerse en contacto con los servicios de urgencias, para que un especialista pueda valorar este riesgo. Hay que evitar dar golpes en la espalda, dar de beber o de comer y si se sabe hacer realizar la maniobra de Heimlich.

Para ello, será necesario, o bien ponerse de rodillas detrás de él o bien incorporarle sobre una mesa para realizar la maniobra. Después, le sujetará con el puño cerrado colocado entre su tórax y el abdomen; a su vez apoyará la otra mano sobre el puño cerrado, y le presionará contra él hacia arriba. De esta forma se aumenta la presión desde el abdomen hacia el tórax y se propicia que el aire residual que queda en los pulmones consiga expulsar el cuerpo extraño.

En menores de un año la maniobra varía bastante ya que su anatomía es distinta: se le coge con un brazo y con el otro se le sujeta por el abdomen, abriendo las manos en torno a su cuello para sujetarle la cabeza, se le pondrá boca abajo y se le darán cinco golpes con la mano entre las escápulas, con una ligera presión para no hacerle daño.

De esta manera se le incitará el mecanismo de la tos y, si no expulsa el cuerpo extraño, se le dará la vuelta y con dos dedos se le presionará en la zona media del pecho dándole cinco masajes, para después repetir de nuevo la maniobra boca abajo. Si tras realizarla varias veces, no se consigue que expulse el cuerpo extraño y el bebé pierde el conocimiento, se deberá realizar maniobra de resucitación cardiopulmonar.

Esta maniobra consiste en abrir sus vías respiratorias y comprobar que respira. A continuación, empezar con 5 boca a boca y seguir con ciclos de 30 masajes cardíacos cada 2 boca a boca durante un minuto, hasta que la ayuda llegue o el niño vuelva a respirar. Si en cualquier momento empieza a respirar se le colocará en posición de recuperación y se consultará con el servicio de urgencias.

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